
Suele suceder que un viejo quiera cruzar la calle. Así como también una mujer lo haga para comprar para el día. No obstante, si esta no mira hacia un lado, el viejo lo hará, sin dudar, ni pensar, hacia ella. El mencionado viejo, la sigue y con la mirada perdida cruza la calle y raudo comienza una percecución de las que no se ven a menudo . Nótese a tal perseguidor, con el ritmo del caminar de su bastón.
La mujer, que por su parte, no mira hacia un lado, ni al otro, sigue sin mirar - ni a un lado, ni al otro - no así sus caderas. Viejo, pero no ciego, quizás alguien siga sus pasos. (-->)
La persecución sigue al tiempo de un buscado y más que rebuscado cruce. Oportunidad del hombre de la cantidad de décadas y media que posee, nuevamente, se va. - Mujer: ni a un lado, ni al otro - . La situación empeora, la percecución de dos cuadras y media, ya es eterna, ha de doblar una esquina para cruzar otra vez - ¡por fin! - girar la cabeza hacia un lado - el de ella - , pero no al otro, ni al uno. Ha de detenerse, sin mirar...
Antes de cruzar... pare, mire, a un lado y al otro, y escuche.
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