miércoles, 11 de noviembre de 2009

Para sentir un bolero



Necesitas el agua, el sol brillante, el vino, la música, la alegría, las risas, el peligro, lo dulce.

Nadie supo, y una sola vez comentado. la vez en que los segundos se hacían más rápidos con la historia, donde el cuerpo se pone a flotar sin permiso alguno, el beso a tu boca con un computador antes esperándote, el verano, la primavera, la luz, es sentir esa casualidad entre ambos.

Es tomar la rebeldía de la sencillez, sentirse un verdadero huazo, es decirle al otro género que estoy enamorado de ti. volar tranquilo de la mano de quien tú quieres. y después dejarse caer al plomo, al suelo, al dejo, al barro, al otoño, a la lluvia, al sexo moderno y asqueroso, al perro que te ladra en la noche. es seguir pensando para no soñar en como soñar. es el cohorte de garganta. la angustia, lipemanía, saber poco y no buscar saber más deseándolo. es dejar que el tiempo hable cuando éste está mudo. es esperar algo que no vendrá, es la ilusión, el desespero, cuando en las noches se hace imposible, cuando no se existe. Cuando en danzas se pierde todo, en contra de tu voluntad. La inocencia se tranforma, son procesos tan humanos los boleros de sol que para entenderlos hay que vivir sin quererlo tanto.

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